Todo vale
Es difícil ser buenos padres; difícil, duro y costoso. Y nunca se está seguro de que se esté haciendo lo correcto en cada caso. Cuando un hijo se pone gravemente enfermo no se descansa, no se vive; pero no hay que ofuscarse si queremos encontrar una solución. Y es que ya todo vale; hasta hacer encaje de bolillo con un niño no nacido por simple antojo o para salvar a otro niño: tú sí y ése no, como si jugáramos a ser Dios. Y es eso lo que se está permitiendo: concebir niños a la carta. A ver qué buen padre iba a sustituir a su hijo porque su sangre no sea de un grupo útil, porque algún órgano esté defectuoso o porque le gustaría tener uno con ojos azules y más inteligente que el suyo.
Se viste la noticia en los medios como un paso avanzado en la genética, pero a nadie se le olvide que ya Hitler investigaba con niños no nacidos para perfeccionar la raza, y entonces el mundo se escandalizó. Ahora se le ha cambiado el envoltorio al caramelo, es más apetecible: la madre atendería mejor a un niño más acorde con sus gustos, con él se podría salvar a un hermano,... Y es que según nos conviene, porque no se le ve ni se le escucha, es un quiste, un mal psicológico, una medicina o un antojo. Pero dejémosle crecer y no se podrá ocultar lo que es en realidad, un niño al que podremos querer con toda el alma.
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