Miedo y enfado en el instituto de Almendralejo: “Son los típicos matones”
Alumnos, familiares y vecinos se concentran en la puerta del centro educativo donde cuatro menores presuntamente han agredido física y sexualmente a otro compañero, para mostrar su apoyo a la víctima y reclamar explicaciones a la directiva


En el Instituto Carolina Coronado, de Almendralejo (Badajoz), se palpan los nervios y la preocupación. La semana pasada, el 28 de marzo, la familia de un alumno denunció en la comisaría de la localidad que el menor, de 16 años, había sido agredido física y sexualmente en el centro educativo por parte de otros cuatro compañeros, de entre 16 y 17 años, de manera continuada, durante al menos 10 días. Unos hechos que han inquietado a los alumnos, así como a sus familiares. “Quiero que esto no quede impune”, pide una mujer de 51 años, que prefiere no identificarse, y cuya hija estudia en el instituto. Por eso, junto a varias madres, padres, familiares, vecinos y alumnos, se ha concentrado este martes en las puertas del centro educativo. A las 11.30, en la manifestación, “convocada por redes” la víspera, había medio centenar de personas.
“No lo han divulgado. Y desde el instituto no nos dejaban salir: nos han dicho que si salíamos, no podríamos entrar y que nos iban a amonestar”, se queja un grupo de estudiantes. A ellos no les han importado las amenazas y han decidido faltar a clase para mostrar su rechazo por los hechos: “Lo hacemos por él. Se tiene que sentir apoyado”, afirman. Dicen que harían lo mismo por cualquier compañero, pero en este caso más: el agredido es amigo de varias personas del grupo: “He hablado con él. Le tiembla la voz, es incapaz de decir nada”, apunta uno de los estudiantes sin poder evitar las lágrimas.
El agredido, “muy simpático, espontáneo, buen chico”, era cercano a los supuestos agresores, cuentan sus compañeros y amigos. “Le quedaron muchas asignaturas en 3º y acabó en el módulo de Jardinería [la FP básica de Agrojardinería], donde coincidió con ellos. Se llevaban medio bien”, detallan. “Es un módulo para los que no se sacan el título, para que lo puedan tener”, dicen. A pesar de esa supuesta buena relación, el joven había compartido con sus amistades más cercanas que estos compañeros en ocasiones se metían con él: “Decía que era de broma, pero yo creo que se aguantaba por encajar”. Recientemente, el joven les comentó que las agresiones habían ido a más. “No dio detalles y nos dijo que iba a hablar con los profesores”.
“Son los típicos matones”, describe una chica a los supuestos agresores. A lo que añade que, tras la agresión, iban contando “sin ninguna vergüenza” lo que habían hecho. “Me lo dijo una amiga de ellos, pero no voy a repetir lo que decían. No me apetece”, remarca. Algunos estudiantes afirman, sin dar detalles, que ya había habido “algún problema” con los supuestos atacantes. “De niño, uno de ellos se metía con otros compañeros”, apunta otro de los menores que ha salido a manifestarse y que compartió colegio con uno de los acusados. También hay estudiantes que cuentan que los han visto por la calle, “como si nada”. “Y nuestro amigo, en su casa. No hay derecho. Queremos darle voz”.
A los cuatro acusados les tomaron declaración tras ponerse la denuncia, para después dejarlos en libertad, según detalló el lunes el delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana. “Nuestro trabajo está realizado, están clarificados los hechos y puestos en conocimientos de la Administración judicial. Será la Administración judicial quien determine por dónde va el caso, además de la educativa”, dijo. Ahora, el caso está en manos de la Fiscalía de Menores, según confirmó el delegado del Gobierno. Por su parte, el alcalde de la localidad, José María Ramírez (PSOE), ha condenado los hechos, a la vez que ha pedido cautela, pues todos los implicados son menores.
En Almendralejo, de poco más de 34.000 habitantes y capital de la comarca vitivinícola Tierra de Barros, hay tres institutos públicos, además de otros dos concertados. A ellos acuden estudiantes de la localidad y de sus alrededores. “No los conocíamos bien, pero sabemos quiénes son”, apunta otra estudiante, que cursa un grado medio en el centro. Aunque es mayor de edad (18), tampoco quiere dar su nombre: “Somos muchos, pero nos conocemos todos”. Lamenta que después de lo que ha pasado se imponga ahora “el silencio y el miedo”. “Desde el instituto lo están haciendo mal”, critica, “no nos han explicado nada; no nos dijeron de la concentración y nos han amenazado con ponernos falta si salíamos”. Ella se enteró de la protesta durante las clases y, junto a un grupito de amigos, decidió unirse: “Hay que apoyar al chico”. Desde el centro educativo han declinado realizar declaraciones y han remitido a la consejería de Educación de la Junta de Extremadura.
“Sabes que ocurren estas cosas, pero verlo en tu propio instituto es diferente”, relata otra estudiante de 4º de la ESO, que asume que le puedan poner un parte por haber faltado a clase: “Será el primero que tenga. Me da igual”. Dice sentir “miedo”; también, “nervios”. “Esto ha ocurrido en un lugar seguro, en el instituto, donde se supone que estamos acompañados. Y ahora, ¿van a volver?, ¿cómo nos vamos a sentir?”, se pregunta en referencia a los cuatro acusados. Todos ellos van a pasarse, al menos, un mes expulsados, según informaron desde la consejería de Educación extremeña: “Tienen suspendido cautelarmente el derecho de asistencia, mientras se resuelven los procedimientos disciplinarios”.
Desde la Asociación Contra el Acoso Escolar de Cáceres (ACOES) tuvieron conocimiento del caso el mismo día que se descubrió, el 27 de marzo, cuando el menor fue trasladado al Hospital Tierra de Barros para que le realizaran un examen médico. Este lunes, su presidenta, Maribel Mendoza, dio una rueda de prensa en la que explicó que los hechos ocurrieron durante varios días, entre el 17 y el 27 de marzo, en el vestuario del centro. “Podría haber otros casos en el mismo instituto y realizados por los mismos presuntos agresores”. “Nos preguntamos si cuando pase el mes de expulsión de los presuntos implicados, van a volver al centro o no”, plantea Mendoza. “En casos como este estamos acostumbrados a que la víctima tenga que abandonar el centro y los acosadores se queden”, agrega.
“Aquí vamos a estar hasta que haya justicia”, clama desde la puerta del instituto otra madre. Su hijo también estudia en el IES Carolina Coronado, que recibe su nombre de una escritora romántica nacida en Almendralejo: “Habría querido que la directiva, los profesores, nos explicaran algo. También que mostrasen apoyo al menor acudiendo a la concentración. Han dicho que no querían interrumpir las clases”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
